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Yoga como entrenamiento cerebral

Cuando hablamos de yoga, casi siempre pensamos en flexibilidad, fuerza o posturas bonitas. Pero uno de los beneficios más sorprendentes está en la neurociencia: el yoga también entrena el cerebro.




1. Respiración + movimiento + mirada = multitarea consciente



En sistemas como Ashtanga Vinyasa Yoga, cada postura (āsana) está sincronizada con una inhalación o una exhalación, acompañada de un drishti (punto fijo de la mirada).

Eso significa que el practicante debe:


  • mover el cuerpo,

  • coordinar la respiración,

  • mantener la atención visual.



Tres tareas al mismo tiempo → el cerebro se activa como en un “juego mental”.



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Ejemplo: en el saludo al sol (Sūrya Namaskār), mientras inhalas y levantas los brazos, tu mirada va a los pulgares. Cuando exhalas y pliegas el tronco, la mirada baja hacia la nariz.




2. Cambios en la plasticidad cerebral



Estudios de resonancia magnética muestran que las personas que practican meditación y yoga regularmente tienen más materia gris en áreas relacionadas con la memoria, la atención y la autorregulación emocional.

Es decir, el cerebro literalmente se “reconfigura” para pensar con más claridad y responder mejor al estrés.




3. Yoga contra la “mente dispersa”



Vivimos en un mundo de notificaciones, pantallas y multitarea. El cerebro se acostumbra a saltar de un estímulo a otro y pierde capacidad de concentración profunda.

La práctica de yoga funciona como un “gimnasio mental”: cada vez que llevas tu atención de vuelta a la respiración, refuerzas el músculo de la concentración.


👉 Ejemplo práctico: cuando notes que tu mente divaga en trikonasana (postura del triángulo), vuelve a sentir el contacto de los pies con el suelo y dirige la mirada a la mano superior. Ese gesto simple es un ancla mental.




4. Más enfoque, mejor memoria



La combinación de respiración rítmica y enfoque visual regula la actividad de las ondas cerebrales, favoreciendo un estado de atención sostenida. Esto mejora la memoria de trabajo —esa que usamos para recordar un número de teléfono, una idea o el hilo de una conversación.




5. El “claroscuro mental” después de la práctica



Muchos practicantes dicen: “Después de yoga siento la mente clara, como si me hubieran limpiado las gafas”.

No es casualidad: al entrenar cuerpo, respiración y mirada de forma coordinada, el cerebro entra en un estado de flujo (flow). Allí las distracciones se disuelven y lo importante se vuelve evidente.




Sabías que…?



  • Practicar 5 minutos de respiración consciente puede reducir la actividad de la amígdala, el centro del miedo en el cerebro.

  • Después de 8 semanas de yoga o meditación, la materia gris del hipocampo (memoria y aprendizaje) aumenta.

  • El yoga mejora la variabilidad de la frecuencia cardíaca, un marcador de resiliencia frente al estrés.

  • En Ashtanga Vinyasa, coordinar movimiento, respiración y mirada es comparable a un “sudoku para el cerebro”: refuerza la concentración y la memoria de trabajo.

  • Cambiar el patrón de respiración puede modificar en minutos tu estado emocional: exhalaciones largas → calma, inhalaciones rápidas → activación.





Conclusión



El yoga no solo fortalece músculos: fortalece circuitos neuronales.

Cada respiración consciente, cada mirada enfocada y cada movimiento coordinado es un recordatorio de que el cerebro también necesita práctica.


Unos minutos de yoga al día pueden equivaler a un entrenamiento de concentración, memoria y claridad mental mucho más efectivo que cualquier aplicación de productividad.

 
 
 

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