El movimiento es vida
- Trevi Yoga ashtanga vinyasa yoga Pereira
- 8 nov
- 3 Min. de lectura
Nuestro cuerpo está formado por millones de fibras musculares: estructuras vivas, capaces de adaptarse, transformarse y desarrollarse junto con nosotros.
Para entender por qué el movimiento es tan esencial, vale la pena mirar más de cerca su naturaleza.

Fibras musculares lentas y rápidas
Existen varias formas de clasificar las fibras musculares, pero una de las más importantes se basa en la actividad de la enzima ATPasa de la miosina, responsable de descomponer el ATP y liberar la energía necesaria para la contracción muscular.
Cuanto más activa es esta enzima, más rápida es la contracción.
Según este principio, se distinguen tres tipos principales de fibras:
Tipo I — lentas (aeróbicas, resistentes)
Son fibras finas, de contracción lenta, pero muy resistentes a la fatiga.
Funcionan con oxígeno, trabajan de manera prolongada y suave: ideales para mantener la postura, practicar yoga o caminar.
Los músculos que sostienen el cuerpo en posición vertical están formados principalmente por este tipo de fibras.
Tipo IIa — intermedias (rápidas y resistentes)
Combinan fuerza y resistencia.
Pueden generar una contracción potente, pero se fatigan más lentamente que las más explosivas.
Representan el punto medio entre las fibras lentas y las más rápidas.
Tipo IIb — rápidas (anaeróbicas, potentes)
Son grandes, fuertes y veloces, pero se fatigan con rapidez.
Se activan durante esfuerzos cortos e intensos — como en el sprint o el levantamiento de pesas.
Así, las fibras lentas sostienen el trabajo prolongado, mientras que las rápidas producen fuerza instantánea.
Cada movimiento del cuerpo es el resultado de su interacción armoniosa.
Genética y adaptación
La proporción entre fibras lentas y rápidas está determinada en gran medida por la genética.
Algunas personas nacen con más fibras “explosivas” y desarrollan fácilmente fuerza y velocidad, mientras que otras tienen más fibras lentas y muestran mayor resistencia.
Esto depende del tipo de motoneuronas que inervan cada fibra, por lo que cambiar completamente las proporciones es imposible.
Pero los músculos están vivos — y sus propiedades pueden modificarse.
Con el entrenamiento regular, las fibras se adaptan:
aumentan el número de mitocondrias,
mejora la red capilar,
crece la capacidad de usar oxígeno,
las fibras rápidas se vuelven más resistentes,
las intermedias desarrollan más fuerza y estabilidad.
Los estudios demuestran que algunas fibras pueden transformarse dentro de su grupo (por ejemplo, de IIx a IIa) y crear formas híbridas (I/IIa).
No cambiamos la genética, pero sí la manera en que el músculo funciona.
💬 En otras palabras:
La genética reparte las cartas, pero tú decides cómo jugarlas.
Análisis de tipo de entrenamiento
Se observa la respuesta del cuerpo a diferentes tipos de entrenamiento.
Ejercicios de larga duración y baja intensidad (resistencia): Predominio de fibras rojas. Si el cuerpo responde bien y aguanta estos ejercicios, es probable que se tenga una mayor proporción de fibras rojas.
Ejercicios de alta intensidad y corta duración (potencia): Predominio de fibras blancas. Si se tiene una gran capacidad para generar fuerza explosiva, es probable que se tenga una mayor proporción de fibras blancas.
Envejecimiento y movimiento
A menudo se dice: “los músculos envejecen”.
Pero en realidad, la diferencia no está en la edad, sino en la inactividad.

Las imágenes de resonancia magnética lo demuestran claramente:
dos personas de la misma edad pueden tener músculos completamente distintos.
Una lleva una vida sedentaria — sus fibras aparecen blandas, infiltradas de grasa.
La otra — activa — muestra fibras densas, vivas, estructuradas.
Los estudios en atletas veteranos (de 40 a 80 años) revelan que el ejercicio constante prácticamente detiene la pérdida de masa muscular.
El cuerpo no se desgasta con los años, sino con la falta de movimiento.
La nutrición como aliada del movimiento
Para que el músculo permanezca vivo y activo, necesita no solo estímulo — el movimiento — sino también materia prima, es decir, proteínas.
Una nutrición adecuada potencia los efectos del entrenamiento, acelera la recuperación y ayuda al cuerpo a mantener energía, fuerza y vitalidad a lo largo de los años.
El músculo no es solo fuerza.
Es un órgano de longevidad, que influye en el metabolismo, las hormonas, el cerebro e incluso en el estado de ánimo.
Cada vez que te mueves, tu cuerpo recuerda que está vivo.
✨ ¡Muévete, a cualquier edad!
Corre, camina, nada, practica yoga activa, entrena.
El movimiento es vida — y la vida está hecha para moverse.


