Respiración nasal
- Trevi Yoga ashtanga vinyasa yoga Pereira
- 26 sept
- 3 Min. de lectura

Miles de años atrás, los yoguis descubrieron lo que hoy confirman los estudios modernos: la respiración nasal tiene un impacto directo en el cerebro. Al regular el ritmo del hipocampo y la amígdala, los hace trabajar de manera sincronizada. Esto ayuda al hipocampo a mantener bajo control los centros de miedo, agresión y ansiedad, como si fuese un director de orquesta que marca el compás para que cada instrumento suene en armonía.
1. El control inhibidor del hipocampo sobre la amígdala evita que esta última permanezca en estado de hiperactividad constante, reduciendo así la reactividad al estrés.
2. Una mejor evaluación del contexto: el cerebro distingue con mayor claridad una amenaza real de un estímulo simplemente desagradable, lo que disminuye las falsas alarmas de ansiedad y conserva recursos mentales.
3. Normalización de la memoria emocional: durante la respiración tranquila, la sincronía entre hipocampo y amígdala permite “reprocesar” recuerdos cargados de ansiedad en una forma más neutra, semejante a la terapia de exposición.
4. Disminución del “ruido de fondo” del miedo: una amígdala hiperactiva genera ansiedad constante, incluso sin desencadenantes evidentes.
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Beneficios de enfocar la atención en la respiración nasal
• Reduce la actividad de la red neuronal por defecto (DMN), responsable de la rumiación y de la “masticación mental”.
• Facilita la autoconciencia y la permanencia en un estado de claridad, equilibrio y presencia.
• Evita que la mente divague en pensamientos caóticos teñidos de autocrítica.
• Refuerza la capacidad de aceptación, clave para una buena autorregulación emocional.
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Efectos prácticos de la respiración nasal
• Sincroniza el hipocampo y la amígdala, reduciendo el trasfondo de ansiedad.
• Baja la actividad del sistema simpático en favor de la activación vagal.
• Nos ancla en el presente (“aquí y ahora”), disminuyendo preocupaciones sobre el pasado o el futuro.
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Relación con el nervio vago
El ritmo respiratorio nasal favorece el tono vagal, lo cual disminuye la excitación simpática y ofrece al organismo la posibilidad de entrar en un estado restaurador y creativo. De este modo, se abre un espacio mental más propicio para la calma, la claridad estratégica y la inspiración.
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¿Y si la nariz no respira bien?
La respiración bucal no logra sincronizar las estructuras cerebrales de la misma manera y puede incluso sobrecargar al corazón. Por eso es fundamental corregir las obstrucciones nasales, ya sea con ayuda médica o a través de técnicas terapéuticas yóguicas.
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¿Para quién es especialmente útil?
• Psicoterapeutas: en el trabajo con pacientes con ansiedad, TEPT o trauma complejo, la respiración nasal ayuda a “apagar la sirena interna” antes de abordar la memoria emocional.
• Practicantes de yoga y meditación: en asanas, pranayama y sobre todo en meditación, la respiración nasal consciente fortalece la capacidad de autoobservación y de regulación emocional, generando un estado más creativo y menos ansioso.
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El papel del hipocampo
El hipocampo es la estructura que revisa y corrige los recuerdos activados por la amígdala. Permite distinguir un peligro real de un simple parecido (“no es la misma persona amenazante, es alguien con una chaqueta parecida”). En buen estado, frena la hiperactividad de la amígdala y mantiene la calma. Bajo estrés crónico, pierde esta capacidad, lo que abre paso al caos emocional.
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El papel de la amígdala
La amígdala es el centro de alarma del cerebro. Se activa cuando detecta algo similar a un recuerdo de amenaza y dispara una respuesta de estrés sin pedir permiso a la conciencia. Cuando está hiperactiva —por cansancio, depresión o estrés crónico— genera ansiedad casi permanente, muchas veces sin motivo real. El resultado: una persona inquieta, nerviosa y agotada.






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